dimecres, 6 de maig del 2009

GOOGLE ME HACES LOS DEBERES?


Article publicat al diari "EL PAIS"
GOOGLE ME HACES LOS DEBERES?
“Una parte importante de nuestro
trabajo es que no se note que
te hemos hecho los deberes. (...)
Escríbenos un mail y dinos breves
descripciones de cómo lo quieres.
También somos un apoyo a padres
que, por falta de tiempo, no
pueden dedicar tiempo a los deberes
de los hijos, nosotros lo resolvemos
y luego tú puedes explicárselo
a tu hijo sin el estrés de no
llegar a tiempo. No dudes en utilizar
este servicio, barato, seguro y
eficaz, ya que es vía paypal. (...)
Las tarifas van desde cinco euros
los deberes más normales,
pasando por 10 euros y hasta 30
los trabajos más extensos”.
La mala noticia es que para encontrarse
con esto sólo hay que
poner en un buscador “hago tus
deberes”. La buena, que el blog
con ese mismo nombre es un fenómeno
marginal y ha dejado de
funcionar, si es que alguna vez lo
hizo: se creó hace un mes, justo
cuando en Francia padres, profesores
y políticos armaron un lío
considerable por el hallazgo de
una página web, mucho más sofisticada,
en la que un equipo de docentes
proponía el mismo negocio.
Entre todos lograron que se
clausurara. Internet es una potente
herramienta educativa, pero todavía
muchos estudiantes ven en
ella el paraíso del cortapega, gratis,
fácil y rápido.
Ni las enciclopedias ni los padres.
La Red es la primera fuente
a la que los jóvenes acuden para
obtener información a la hora de
hacer trabajos de clase en casa.
Es la opción número uno para el
59,3% de los chavales de entre 12
y 21 años, según una encuesta de
2006 realizada por el Grupo de
Estudio sobre Tendencias Sociales
(GETS). El 62,4% de los menores
lo emplea como apoyo al estudio,
según el Instituto Nacional
de Tecnologías de la Comunicación
(Inteco), en una encuesta
del mes pasado.
La cuestión es cómo la usan.
“Antes ibas a la biblioteca y si
querías copiar, podías, pero necesitabas
más esfuerzo: te llevaba
media tarde reproducir con tu
propia letra lo que leías en los
libros, y terminabas entendiendo
parte del trabajo”, comenta Pere
Marqués, profesor de Pedagogía
Aplicada de la Universidad Autónoma
de Barcelona. Ahora no. Y
hay ejemplos grotescos. Como el
que cuenta Ana, una profesora
de clases de apoyo particulares
que, al revisar un trabajo que
uno de sus alumnos entregaba al
día siguiente se encontró con
que el chaval había copiado hasta
el nombre de la autora original,
que era una chica. “Ni se lo
leen. Algunos son más listos y al
menos parafrasean, pero poco
más”. O, como recuerda un profesor
de secundaria de Literatura,
con una mezcla de amargura y
risa: “Algunos ponen palabras
que ni siquiera entienden. Cosas
como ‘pesimismo existencial’,
‘aquí se percibe la influencia de
Kafka’ o un ‘en este fragmento se
observan ecos surrealistas’. Sabes
perfectamente quién maneja
esos conceptos y quién no”.
Por eso, en la era de Internet,
el profesor recupera protagonismo.
Ningún docente con formación
específica en nuevas tecnologías
(TIC) teme lo más mínimo
a páginas como el rincón del vago,
un popular y gratuito sitio
donde descargar todo tipo de monografías
y trabajos. “El problema
es usar la Red con esquemas
didácticos del pasado”, explica Javier
Antonio Puente, coordinador
TIC del instituto público Doña
Jimena de Gijón. Éste es uno
de los 66 centros avanzados en
nuevas tecnologías de Red.es.
¿Cómo se copia cuando lo que te
piden es que catalogues, fotografíes
y te informes sobre las propiedades
y características de los
árboles que hay en tu ciudad?
Ése es uno de los trabajos que
hay colgados en la web del centro,
donde cada alumno tiene un
blog y ponen experiencias en común.
Sobre un mapa de Gijón, los
chavales han ido colocando los
árboles que han visto. Han estado
allí. Por ejemplo, un limonero.
Documentan sus características,
lo describen, relatan la historia
de su cultivo, hablan de las
flores y los frutos que da. Cooperan.
Los compañeros pueden ver
lo que has hecho, y valorar, ampliar,
criticar y debatir tu parte
del trabajo. “Les enfrento a una
situación problemática. No me
interesa que reproduzcan lo que
han visto en clase, sino que lo
apliquen, lo entiendan y planteen
soluciones”, añade Puente.
No tienen cuaderno. Pero estos
adolescentes, que han crecido
con Internet, dejan su huella
en el blog como en las libretas de
cuadros en las que senos y cosenos
convivían con dibujos, corazones,
y dedicatorias. El autor de
la tarea sobre el limonero cuelga
un emoticono de ojos saltones y
al lado escribe: “Para ti, Robert
Dawney junior, por interpretar a
mi héroe preferido: Iron Man”.
Luis (nombre ficticio), de 13
años, acude a un colegio privado
de Madrid. Cuando llega a casa,
se conecta a Internet y la usa para
hacer los deberes. Busca palabras
que no entiende, consulta la
agenda de actividades que tiene
que hacer para el día siguiente
en el blog de su centro. Usa el
Messenger para los trabajos en
grupo: “Si uno vive en Ciempozuelos,
otro en Aranjuez y otro
en Valdemoro, perdemos mucho
tiempo cada día en juntarnos.
Así que hablamos por el chat, cada
uno hace su parte, nos ponemos
de acuerdo, cada cual revisa
lo del otro hasta que terminamos
el trabajo”.
Cuando tiene dudas, también
se conecta al Messenger y “siempre
hay algún compañero conectado”.
Cuenta que él no copia, pero
que en su curso hay quienes
“de vez en cuando” se pasan las
soluciones de los deberes haciéndoles
fotos con el móvil (por
ejemplo, el gráfico de una función
matemática).
Si Luis y sus compañeros estuvieran
juntos en una biblioteca
es probable que hicieran algo similar:
se consultarían, charlarían
de sus cosas, y si hay que
copiar, se copia del cuaderno del
de al lado. Pero su madre, María
Hidalgo, no ve Internet con tanta
naturalidad como su hijo. “Me
ha costado bastante comprarle
un ordenador, pero al final he sucumbido.
En el colegio nos dieron
a entender que el que no tuviera
Internet en casa iría retrasado.
Yo me resistía, prefiero que
vaya a un centro lúdico, a una
biblioteca, o que hiciera los deberes
en el colegio. Pero todos los
días me decía: ‘Tengo que buscar
esto o aquello’ y al final accedí.
Eso sí, soy dura en esto: tengo un
control de las páginas que ve y le
marco un tiempo de uso”, explica.
Cree que más que estudiar, lo
que hace su hijo es “ver vídeos
absurdos y chatear”. Ella se maneja
bien en la Red, su hijo no le
supera en conocimientos. Aun
así, “es difícil vigilar qué hace
exactamente. Vuelvo del trabajo
a las ocho de la tarde, y la dedicación
para hacer los deberes no es
igual”, admite.
Los niños cada vez se incorporan
antes a la Red. Es un hecho, y
es imparable. Un padre, Juan
Muñoz, cuenta que sus gemelos,
de ocho años, cuando van a casa
de los abuelos, no paran de preguntar:
‘¿Por qué aquí no hay Internet?”.
“Los críos siempre van
por delante. Usan Internet para
comunicarse, para el ocio y para
estudiar con total normalidad.
Los padres saben lo que sus hijos
hacen en Internet a edades tempranas,
pero la situación cambia
cuando sobrepasan los 12 años.
Lo que más les preocupa es que
dejen datos personales por ahí, y
cuando les preguntas si les da
miedo que su hijo abra un perfil
contestan que no, y es exactamente
lo mismo. La solución es
sentarse con ellos, hablar e instalar
filtros de control”, explica Gemma
Martínez, investigadora de
la Universidad del País Vasco y
miembro del Proyecto Eukidsonline
sobre control parental en la
Red.
Si se trata de niños, la alarma
se acentúa. Una recomendación
Google, ¿me haces
los deberes?
Internet es ya el paraíso del ‘cortapega’ para estudiantes P Bien
dirigido es una gran herramienta P Mal usado, se vuelve en contra
E La escuela avanza con
rapidez en la implantación de
nuevas tecnologías de la
información. Pero el lugar
habitual de acceso a Internet
para los menores es
claramente el hogar, en un
94,1% de los casos, frente a
la escuela, con un 5,9%,
según datos de marzo de
2009 del Instituto Nacional
de Tecnologías de la
Información (Inteco).
E De 2005 a 2008, se ha
pasado del 69% al 98% de
los colegios españoles
conectados a Internet con
banda ancha. La media
europea es del 67%.
Cinco millones de
alumnos tienen acceso a
Internet en clase, excluyendo
a los universitarios, así como
medio millón de profesores.
El 90% del profesorado
se ha formado en TIC.
Una implantación
rápida en el aula
cultura El problema es
usar la Red con
esquemas antiguos,
dice un docente
Ningún profesor
versado en nuevas
tecnologías teme
la copia de ‘webs’

básica es que no tengan el ordenador
en su habitación. Pero muchos
de los temores de los padres,
sobre si Internet les distrae
cuando hacen tareas del colegio
o se meten en páginas indebidas,
se disiparían en gran medida al
ver cómo es una clase de 5º de
Primaria del colegio público La
Fuenfresca, en Teruel.
Empieza así: “Encended el ordenador”.
Cada uno de los 23 niños
de ocho años abre su portátil
y empieza a trabajar. Animales
vertebrados e invertebrados. Están
aprendiendo la clasificación
de los seres vivos, pero lo hacen
preparando una presentación,
en PowerPoint, a la que añaden
fotos, explican con sus propias
palabras lo que han ido viendo
con el profesor y hacen anotaciones
con su caligrafía en la pantalla
del ordenador. Subrayan el libro
virtual, que no se estropea.
Después, expondrán, delante de
todos, con un proyector, sus resúmenes.
“No se trata tanto de hacer
una presentación bonita, que
también, como de aprender a jerarquizar,
a clasificar”, explica
Florencio López, el maestro, que
además es experto en nuevas tecnologías
en la escuela. “Como docente
tienes a tu alcance el mundo,
y los chicos tienen que aprender
a tenerlo a su alcance. Si en
medio de la clase alguien menciona
El Principito, en un minuto cada
uno lo tiene delante, podemos
encontrar el fragmento que nos
interesa. Si hablamos de Machado,
podemos escuchar allí mismo
a Serrat poniendo música a
sus poemas. El objetivo es que
sepan buscar, a través de preguntas
relevantes, pautadas. Aquí no
hay nada que copiar”.
Aragón es una de las comunidades
pioneras en implantar de
una manera decidida Internet y
las nuevas tecnologías en el aula.
Comenzó en Ariño, un pueblo turolense.
La idea era que cada chaval
tuviera un portátil (un Tablet
PC) para trabajar, donde además
se puede escribir del propio puño
y letra o dibujar directamente
en la pantalla. Eso fue hace seis
años. Entonces, recuerda Gaspar
Ferrer, director del Centro Aragonés
de Tecnologías para la
Educación (Catedu), “el día de la
presentación de los equipos a los
alumnos, un técnico de Microsoft
les enseñaba a usar aquel
aparato completamente nuevo
para todos. A los 20 minutos paró
la clase para llamarles la atención.
Ellos ya tenían a David Bisbal
de escritorio y chateaban como
si hubieran inventado ellos el
software. La velocidad y habilidad
con que manejan las nuevas
tecnologías nos permite tener
buenos resultados, pero no basta
con encontrar información, hay
que elaborarla, contrastarla y comunicar
lo aprendido”.
Ahora, el 90% de los centros
tiene esta dotación tecnológica.
Pero lo más importante es que
“desde hace una década se está
formando continuamente al profesorado.
Aparte de recursos didácticos
que cada cual puede descargar,
adaptar o aportar, se
creó con una red de coordinadores
en cada escuela que apoyan y
ayudan a sus compañeros”.
En España ya se ha formado
en TIC a medio millón de docentes.
Pero queda mucho por hacer.
Y es la clave, porque, como
dice Javier Antonio Puente, el
profesor de Gijón, “si mañana en
cada colegio hubiera un portátil
por niño, la mayoría de profesores
no sabría qué hacer con él,
cómo impartir toda la materia
así. Requiere experiencia”.
Almudena Castellanos, coordinadora
de la plataforma Profesores
Innovadores, se dedica a formar
a otros. “Hay grupos realmente
avanzados, gente muy preparada
que no sólo conoce bien
su materia, sino que sabe cómo
aplicar las tecnologías para optimizarla.
En cambio, de los 3.000
que hemos formado, hay muchos
muy reticentes, y al final en
muchos centros sólo usa los ordenadores
el coordinador de nuevas
tecnologías”.
Queda mucho por hacer. Y
existen diferencias sustanciales
entre comunidades autónomas,
que avanzan a muy distinta velocidad,
admite Francisco Ros, secretario
de Estado de Telecomunicaciones.
“Es un proceso gradual,
pero se ha dado un gran
salto. Hace tres años, salvo excepciones,
era impensable que en
los colegios se usara Internet
para hacer los ejercicios. Se ha
pasado de un equipamiento del
69% al 90% de los centros. ¿Qué
equipamiento? Unas comunidades
han optado por el aula
de informática, otras por el
TabletPC o la pizarra interactiva.
Somos una referencia en Europa,
junto con Reino Unido, en la
implantación de TIC en la educación.
Los individuos, los profesores,
son la pieza fundamental.
Si en un centro hay tres muy
proactivos, ves cómo brota y se
contagia el interés”, agrega.
De ahí a diseñar deberes para
los que la copia sea irrelevante,
porque son personales y generan
un aprendizaje activo, aún queda
otro salto que muchos empiezan
a dar.
cultura
E Participe
¿Cree que se enseña bien
a los alumnos a usar Internet?
cultura deportes
El 62,4% de los menores
utiliza la Red como ayuda al
estudio, según una encuesta
de 2009. / c. álvarez
+ .com
Sí se copia cuando
el tipo de tarea no
exige elaboración
personal
Hay diferencias
sustanciales entre
comunidades al
aplicar las TIC
EL PAÍS, miércoles 29 de abril de 2009 33